Por María José Florenciano. Directora de Comercialización de Urbincasa
La Familia de Felipe IV pintada al óleo sobre lienzo en 1656 por Diego de Velázquez, o Las Meninas que es como se le empieza a llamar en el catálogo del Museo del Prado en 1843, son hoy día la inspiración para muchos artistas.
Se le llama menino o menina a los miembros de la nobleza que desde pequeños servían a la familia real, de ahí el nombre al lienzo, ya que la infanta Margarita está rodeada de sus meninas.
Hoy en día pocos serían los que no sabrían señalar el óleo de Las Meninas de Velázquez, bien se podría decir que chorros de tinta se han vertido hablando de este lienzo, yo me atrevería a decir que es el inicio del realismo, de hecho se cuenta que el poeta Teófilo Gautier exclamó al verlo: ¿Dónde está el cuadro?”.
Sin embargo, al óleo de Las Meninas lo han rodeado de críticas, historias o leyendas como la que provocó la cruz de Santiago que el propio Velázquez lleva sobre su traje pues se sabe que fue nombrado caballero de la Orden de Santiago a título póstumo, unos dicen que fue el propio Felipe IV quien la pintó o ¿fue Velázquez?.
La repercusión de este óleo ha sido tal que Las meninas de Velázquez han sido modelo de multitud de artistas de diferentes disciplinas. Fue el propio Picasso quien recreó las meninas en una serie de 58 lienzos en 1957, también fue motivo de su trabajo Dalí, Francisco de Goya, Botero, entre muchos otros.
Las meninas son una fuente de inspiración para el arte moderno, existen multitud de recreaciones tanto en esculturas, decoración, joyería, hoy en el mercado es fácil encontrar un colgante, unos pendientes, unos gemelos, y quizás cualquier cosa que te puedas imaginar.
Para mí Las Meninas son un legado del reflejo de la moda de esa época, pensemos un momento, podemos observar versionada Las Meninas de mil formas y maneras diferentes, pero el detalle reconocible de todas ellas es su vestimenta, esas faldas anchas son la que hacen reconocer bajo cualquier disciplina la representación de una Menina, es la esencia de ellas mismas, es el detalle reconocible e imprescindible para que las cataloguemos de Menina, y… ¿no es pues una representación de la moda del siglo XVII?.
Una de las piezas características de la época de la familia de Felipe IV en cuanto a moda se refiere para vestir a la mujer es el guardainfante, se trataba de una estructura de forma rectangular, un armazón compuesto por aros de madera, alambre o hierro que se unían con cintas o cuerdas, y suplementado en la parte superior con otra estructura para dar mayor amplitud a las caderas, todo ello colocado debajo de la falda, sobre esta estructura se vestían las enaguas, sobre ellas ya con preciosas telas la pollera, que se trataba de amplios faldones y sobre esta las basquiña.
Tenemos que recordar que nos encontramos en una sociedad puritana, de esta manera se mantenía el cuerpo femenino fuera del alcance de los hombres y mantenía cierta distancia con los mismos, también era una forma de ocultar los embarazos de ahí su nombre. A esta indumentaria cabe también destacar el cuerpo del vestido llamado jubón. Podemos decir que es el propio Velázquez quién ha traído hasta nuestros días las características de la moda española del siglo XVII.
A las meninas actualmente las podemos encontrar como objeto de decoración en cualquier ambiente, existen Meninas decoradas de forma creativa tanto en pinturas como óleos, acuarelas, láminas, como en figuras de cartón piedra, escayola, marmolina, otros objetos de decoración como cojines, colchas, también aparecen en menaje: tazas, vasos, platos. Una Menina tiene un hueco tanto en un entorno moderno como clásico, minimalista o maximalista, si te gustan atrévete y pon una Menina en tu hogar, son muy estilosas.
¡Elige tu Menina!
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